sábado, 24 de diciembre de 2011

Las novatas aprientan

- Si es la primera que haces, yo compraría de estos que son más baratos, no vas a desperdiciar una lana cara. ¿Para qué tamaño de aguja es?- me pregunta quien imagino que es Maruja, propietaria de la pequeña tienda Lanas Maruja.
- Un 5 o un 6- respondo
- Esas agujas son muy gordas, tienes que empezar con unas más pequeñas- me aconseja.
A mi lado, una mujer sentada en una silla que parece llevar ahí toda la vida sin decir ni "mú", rompe su silencio tajante: -si es novata apretará seguro, mejor que empiece con agujas gordas-. ¿Apretaré?, pienso, ¿apretaré el qué?
- Es verdad, con agujas finas te va a salir el punto muy apretado. Entonces usa las del 5. Así la bufanda te quedará esponjosa.
Esponjosa... justo como la quiero. Escojo tres ovillos verde pistacho de entre un también esponjoso montón de lana que hace las veces de colorido escaparate de la tienda. Mis ojos se van, irremediablemente, a lanas más suaves y peludas, tipo cashmere, que probablemente cuestan más del doble. Maruja se adelanta a mi pregunta: - No hija, esas son para cuando seas experta, que lo serás-. Muy segura está la mujer, se ve que nunca me ha visto hacer manualidades. Mientras pago la señora de la silla me cuenta que una vez se empieza con el punto, no se puede parar, que "te engolosinas", dice. De repente, un chico con rastas entra en la tienda:
-¿Te han traído ya las agujas, Maruja?
- Qué va hijo, si ni ha venido el proveedor esta semana, hasta después de las fiestas ya se sabe...
Maruja me cuenta que toda la gente joven del barrio le compra lana - como está de moda lo retro-, y que también hay chicos que hacen punto, cada vez más. Se la ve muy desenvuelta con este tipo de clientes a los que agradece que la tienda se mantenga en pie por mucha crisis que haya. Lo que son las cosas, decenas de negocios cierran al día en España y la señora Maruja, a sus casi 80 años vende lanas como el primer día. Me voy con mis tres ovillos de lana barata con la promesa de que volveré a por unos ovillos de cashmere cuando me haga una experta. ¡Sólo espero que Maruja no decida jubilarse antes!

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