martes, 22 de mayo de 2012

La abuela cumple 100 años


A veces no hace falta ser Miguel Ángel para ganarse un huequito en la Historia. A veces, la longevidad -el artista murió con casi noventa años- no es patrimonio de mentes y espíritus elevados. O sí. Tan elevados como el espíritu de una mujer que acaba de cumplir 100 años en Zamora, donde se fue a vivir desde su Tábara natal recién casada con su marido, del que enviudó recientemente. Podía haber sido una chica independiente, trabajadora en plena II República, representando un tipo de mujer adelantada a su tiempo. Podría haber acabado en el Partido Comunista, ser miliciana y exiliarse a Francia en la posguerra. Podría haber sido muchas de estas cosas si la vista no le hubiera fallado desde joven, lo que le hizo abandonar su profesión de telegrafista, oposición que había sacado adelante con todo su esfuerzo. Sin embargo, no por ello debemos pensar que no es nadie. Todo lo contrario. 14 hijos tuvo y los 11 que sobrevivieron son la prueba fehaciente de que fue y es alguien muy importante en sus vidas y en una historia, la suya, irrepetible. Porque en los pueblos de España hay historias así, de mujeres capaces de cocinar 11 tortillas de patata, 11 barras de pan, sendos pimientos fritos, chorizo y queso para que su prole pasara inolvidables domingos en el "pinar". Y es que sin esa mujer las vidas y los recuerdos de sus hijos, nietos y bisnietos, que ahora celebran sus sorprendentemente cabales 100 añazos, no serían lo mismo. A veces, no hace falta ser Miguel Ángel para ganarse un huequito en la Historia, basta con ser de Tábara, vivir muchos años y tener la memoria intacta para transmitir aquello que se ha vivido, para que nunca se pierda.


2 comentarios:

  1. Toda vida es una aventura, tanto si eres espía internacional como madre de familia numerosa o monja de clausura. Lo importante es poder contarlo, la persona misma o los que la han amado.

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  2. Muy bonita la historia, con mucho fundamento como tantas otras de abuelos "desconocidos" que hay en cada uno de nuestros pueblos y nuestras familias.

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